¿Sabías que podés alterar tu mente?

Nuestras decisiones y nuestros hábitos guiarán, o no, la activación de la neurogénesis

Cuando estudiaba mi carrera de grado, un día osé decir a una profesora que las neuronas se regeneraban. Fue un instante y una mirada para saber que había dicho un disparate. No recuerdo de dónde saqué esa idea en aquel momento aunque tengo la sensación que por largo tiempo era para mí una obviedad. ¿Y para qué nos sirve saberlo o estar hablando de esto? Porque desde hace ya unos cuantos años, tenemos la confirmación de que nuestras neuronas –esas células cerebrales que comandan nuestra vida– se regeneran y crecen a lo largo de toda la vida.

¿No es genial saber que podemos tomar el control de esa expresión genética y activar nuestras células madre para transformar nuestro destino mental? Es un hecho, está en nuestras manos y serán nuestras decisiones y acciones las que nos permitan activar la neurogénesis –el proceso por el cual se regeneran nuevas neuronas a partir de células madre y células progenitoras ubicadas en nuestro cerebro–.

Esta es una columna para vos, para que incidas en tu mente incorporando nuevos hábitos, investigando para conocer más o para que armes que lo estás haciendo muy bien y que podés hacerlo mejor. Voy a compartir algunas actividades que podrás realizar para activar la neurogénesis y salir beneficiado no solo en tu presente sino también en tu futuro. Dejame contarte brevemente cómo funciona; vale la pena.

La neurogénesis está controlada por nuestro ADN, específicamente es un gen el que juega el partido en esto de la regeneración de neuronas. Codifica la producción de una proteína, factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). El Dr. Perlmutter, neurólogo certificado por la Junta y cinco veces autor más vendido del New York Times, miembro de la Junta de Directores y del Colegio Americano de Nutrición, asegura que muchos de los factores que activan el BDNF están bajo nuestro control.

Así es que nuestras decisiones y nuestros hábitos guiarán, o no, la activación de la neurogénesis. Te recuerdo que nuestra vida está colmada de creencias que nos dan sentido y nos guían. Tenemos de las potenciadoras, que nos impulsarán constantemente hacia nuestra mejor versión, y las que no, que o bien nos sirven para aprender y cambiarlas, o bien nos impulsarán en el sentido contrario al que queremos. La cuestión es que esas creencias que influyen en nuestra vida –de forma positiva o no– están sostenidas por hábitos. Y los hábitos en sí mismos diseñan nuestro día a día.

¿Qué hábitos y acciones perjudican la neurogénesis?

• el alcohol

• el tabaco

• una dieta desequilibrada

• dormir mal

• el estrés

• la inactividad

Las células nerviosas surgen en el hipocampo a partir de células madres y células progenitoras y desempeñan un papel fundamental en el aprendizaje y la memoria. El estrés crónico genera un torrente de cortisol que, de mantenerse, afecta las neuronas del hipocampo y, por lo tanto, no se produce la neurogénesis.

¿Qué hábitos y acciones puntuales activan la neurogénesis?

Asegura Perlmutter que es a través de factores que implican hábitos que podemos incorporar a nuestra vida, para ser más saludables, lograr cada vez más bienestar y felicidad:

• el ejercicio físico

• la restricción calórica

• la curcumina

• la grasa omega-3

• DHA

Un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association confirmó que personas adultas que mantuvieron una rutina de ejercicio por 24 semanas aumentaron en 1.800% su memoria, habilidades de lenguaje, capacidad de aprender y atención, entre otras funciones cognitivas.

Respecto a la restricción calórica confirman los estudios que personas adultas que se ajustaron a un plan cuidado de alimentación con una restricción calórica de un 30% comparada con quienes “comian lo que querían” aumentaron significativamente la memoria, que era la variable medida. Entre las conclusiones dicho estudio arma que otras muchas funciones cognitivas se impactarían positivamente. Quizá estás imaginando que enfermedades como el alzhéimer y otras degenerativas podrían evitarse o mejorarse con este tipo de hábitos. Y lo cierto es que si.

Respecto a la curcumina, estadísticas y estudios revelan que personas que consumen en cantidades cúrcuma –especie donde se encuentra la curcumina– tienen menos probabilidades de generar enfermedades como el alzhéimer además de obtener beneficios como desinflamar, mejorar la digestión, quemar grasas, aliviar artrosis, mejorar la piel, la vista y cuidar y proteger el cerebro, entre otros.

Respecto al DHA –ácido docosahexaenoico–, se encuentra en todo el cuerpo y fundamentalmente en el cerebro, los ojos y el corazón. Es un nutriente muy poderoso para estos órganos en especial, durante toda la vida. Es un tipo de ácido graso omega-3 que se encuentra en diversos alimentos como el pescado azul, la leche materna, algas y también en complementos nutricionales. Estudios revelaron que personas adultas que consumían DHA tenían diversos beneficios cognitivos y armaron que evidenciaban habilidades de aprendizaje y memoria equivalentes a personas 3 años más jóvenes.

Queda mucho para decir. Desde las creencias, los pensamientos, las emociones y las acciones también podemos generar impacto para transformar positivamente nuestra mente.

Te invito a investigar para seguir aprendiendo y a que incorpores nuevos hábitos que, además de beneficiar la neurogénesis, te impactarán positivamente en tantas otras cosas.